lunes, 11 de mayo de 2009

LA POLICÍA EN PUERTO PIBES





Puerto Pibes es “un complejo Integral para la organización y realización de actividades recreativas, culturales y turísticas”, según la página web del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que hasta hace unos meses tenía en marcha proyectos de turismo social, capacitación en animación sociocultural y un curso de líderes recreativos comunitarios. Todo destinado a “niños, niñas y adolescentes en desventaja social”. Pero las actividades cambiaron: desde principios de abril, el enorme predio de Núñez es la sede de la incipiente Policía Metropolitana, que se instaló con 30 de sus efectivos en dos habitaciones para chicos, ahora convertidas en oficinas. El gobierno porteño, responsable de esta maniobra nada sutil, se llamó a silencio absoluto.
Hoy el único proyecto que se mantiene es el Curso de Líderes Comunitarios. El Piojo habló con su coordinador, Pablo Ursul, y con los jóvenes de 17 a 21 años que lo conforman sobre cómo esta irrupción complica su trabajo y cómo se siente convivir con hombres armados en un espacio para el crecimiento de chicos y adolescentes.

Hablan, cuentan y opinan:

Graciela Morel, participa de los talleres.
Ezequiel Sedna, participa del curso de "Líderes recreativos".
Pablo Ursul, Coordinador del el Curso de Líderes Recreativos Comunitarios.
Gabriela Alegre, diputada del bloque Diálogo por Buenos Aires.
Andrea López, ex directora de Puerto Pibes.

No responden:

María Vanesa Wolanik, Directora General de la Niñez y Adolescencia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
María Eugenia Vidal, Ministra de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Guillermo Montenegro, Ministro de Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Informe, primera parte...




Informe, segunda parte...



El texto que sigue fue escrito por los jóvenes y docentes del Curso de Líderes Recreativos Comunitarios y refleja la situación con una claridad arrolladora.

JUAN PIBE Y PUERTO PIBES

Juan Pibe es joven y argentino. Puro delito. Joven y argentino.
Juan Pibe desayuna todos los días mate cocido con preguntas. Sobre la muerte y el futuro, sobre el origen del universo y el amor, sobre el hambre y el dolor.
Dicen los diarios y anuncia la tele que Juan Pibe es un asesino. Que anda de caño, que roba para comprar paco. Claro, es un asesino. Claro, es un joven y argentino.
Dicen los dichos populares que la juventud es el futuro. Que Juan Pibe es el futuro y no el presente. Nunca el presente.
Todos los sábados Juan Pibe se levanta 7 y pico, para llegar a pata, tren o bondi hasta Puerto Pibes. Ahí nomás, frente a la cancha de River, llega desde la villa 21 de Barracas, y la 31 de Retiro, y los monoblock de Lugano, y Soldati.
A las nueve empieza una ronda de mates calientes para calmar un poco el frío de las incertidumbres. Una ronda de jóvenes sin rostro, de esos que no aparecen en la pantalla plana del plasma. De esos Nadies, que no son titular rojo y amarillo de un canal de noticias. Porque son Ningunos y Nadas sin voz en la radio ni palabra en los periódicos.
Casi como a las diez, una Profe pega un afiche en la pared de la sala, que invita a pensar y debatir qué es un grupo, cómo conseguimos la guita para los disfraces de la obra que se hizo colectivamente, proyectar algún viaje o ajustar la planificación del proyecto que hacen en el hospital de niños. Nunca falta el recuerdo de algún momento vivido en los viajes. De esos recuerdos que invitan a reír. Y que bien que se siente reír.
Al mediodía hay que parar un rato. Un almuerzo con los sándwiches de las viandas y guitarreada en forma de abrazo, para seguir graneando. A qué comunidad llevamos nuestro espectáculo, cómo generamos un taller para reflexionar sobre la contaminación o los derechos de los niños, en qué parroquias y comedores de nuestro barrio podemos trabajar.
Hace un par de semanas Juan Pibe llegó a Puerto Ratis y había 30 policías metidos en dos salas. Esas salas que alguna vez albergaron a cientos de niños y jóvenes que venían desde las provincias a pasar unos días de juegos y turismo social en Buenos Aires.
Recordó Juan, aquellos picaditos con pibes de Tucumán, Chaco o Corrientes. Recordó esos días de murmullo constante, chistes y miradas de amor por los pasillos de techos altos.
Pero en la puerta le dijeron que ahora, ahí, en Su Puerto Pibes, funcionaba la Policía Metropolitana.
Juan Pibe ya no sabe si va al Curso de Líderes Recreativos Comunitarios o está en la escuela de Cadetes de la Policía Metropolitana. Porque caminando por Su Puerto Pibes encontró a dos hombres de nuca rapada con un cuchillo y una pistola en la cintura.
Juan conoce esas armas. Desde muy chiquito las conoce. Su papá y su mamá también las conocen.
Son las armas de un Estado que casi siempre le dio la espalda. De un Estado que un día le dio un DNI y después solamente lo ninguneó.
Y ahora que es joven, un Estado que le pone apellido.
Juancito ahora es Joven. Ahora es joven y argentino. Es Juan Asesino.
Como Juan está en ese momento de la vida en que uno más que nunca se pregunta, es que piensa.
¿Por qué Escuelas de Policía en vez de Escuelas de Inclusión?
¿Por qué la Policía Metropolitana debería nacer robándole un espacio a los pibes de la ciudad?
¿Qué tienen que ver las tizas y los guardapolvos con las balas y los patrulleros?
¿Represión o Educación?
¿Algún día dejaremos de hablar de Inseguridad para hablar de Inclusión Social?
¿A quién se le puede ocurrir que un incendio se apaga con nafta?

Videos del Curso:
http://www.youtube.com/watch?v=s-YtVfWY8R4
http://www.youtube.com/watch?v=3pGQpbpXUnc

Mail de adhesión:
noalcierredepuertopibes@yahoo.com.ar

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